Restauración integral de la Iglesia San Antonio de Padua en Nardò


HISTORIA Y DESCRIPCIÓN

La construcción de la iglesia de San Antonio en Nardò se remonta a 1497 cuando, después de la expulsión de los Judíos a manos del conde Belisario Acquaviva, se construyó el convento de los frailes que conserva el sitio de la antigua sinagoga.



La fachada conserva elementos manieristas claros y se divide en dos órdenes con una corona mixtilínea. El interior tiene un plano basilical dividido en una nave central y dos salas laterales intercomunicadas, no tiene crucero y el techo consiste en un techo de nogal artesonado de madera. A los lados de la iglesia hay capillas que acogen valiosos altares que albergan pinturas y estatuas de los siglos XVII y XVII, como la estatua de madera de San Antonio de Padua.



Detrás del altar mayor se encuentra el cenotafio de 1545 erigido en memoria de Belisario y Giovanni Bernardino Acquaviva. El convento adyacente, del cual sólo sobrevive el claustro, con la supresión de la propiedad eclesiástica, en 1866 se transformó por primera vez en una guardería y posteriormente en un hospital.

PROBLEMA

La iglesia presentaba serios problemas de humedad capilar debido a una falta de impermeabilización de sus muros y suelos con el terreno. Se detectaban manchas de humedad y deterioro en las pintura y enlucidos del interior de la iglesia hasta más de metro y medio de altura. El grado de humedad era muy elevado debido a la evaporación de toda esta humedad a través de los muros a las estancias. Apariciones de moho en el mobiliario era habitual debido al alto grado de humedad. El desgaste por la humedad había acelerado mucho el deterioro de toda la fachada e interior de la iglesia y requería ser intervenida con urgencia para frenar el ascenso de la humedad  y el inevitable deterioro que estaba generando la misma.

SOLUCIÓN

Se instaló un dispositivo Biodry para la eliminación definitiva de la humedad por ascenso capilar. De este modo, se logra que desaparezcan las manchas y sales de las paredes a lo largo de los 6 meses siguientes a la instalación y además, se evita la reaparición o recristalización de las mismas, dado que el flujo de agua se ha reconducido hacia el terreno. Por consiguiente la iglesia será un lugar acogedor, sin olores de humedad ni frío en el ambiente y no estará expuesta a un deterioro agresivo y acelerado de humedad y sales.



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